January 15, 2021

El rostro de la misericordia / Daniel Conway

San José no fue un padre biológico sino de corazón

Con motivo del 150 aniversario de la proclamación de san José como “Patrón de la Iglesia Católica” realizada por el beato papa Pío IX, el papa Francisco ofrece una reflexión pastoral sobre la paternidad que, según él, es especialmente necesaria en esta época de pandemia, disturbios sociales y crisis económica.

En su carta apostólica “Patris Corde” (“Con corazón de padre”), el papa Francisco define la “paternidad” en estos términos:

“Nadie nace padre, sino que se hace. Y no se hace sólo por traer un hijo al mundo, sino por hacerse cargo de él responsablemente. Todas las veces que alguien asume la responsabilidad de la vida de otro, en cierto sentido ejercita la paternidad respecto a él” (“Patris Corde,” #7).

San José no trajo al niño Jesús al mundo, pero aceptó la responsabilidad por él, y por su madre, con un corazón de padre. Los Evangelios ofrecen poca información sobre este hombre justo, José, pero lo que nos dicen nos proporciona un retrato sorprendente de la paternidad de José.

Aquí hay un breve resumen de las reflexiones del Santo Padre sobre la paternidad de San José:

—Un padre amoroso. La grandeza de san José radica en que fue el esposo de María y el padre de Jesús. De esta manera, se puso, en palabras de san Juan Crisóstomo, “al servicio de todo el plan de salvación.”

—Un padre tierno y cariñoso. En José, Jesús vio el tierno amor de Dios: “Como el padre se compadece de sus hijos, así se compadece el Señor de los que le temen” (Sal 103:13).

—Un padre obediente. En cada situación, José declaró su propio fiat, como el de María durante la Anunciación y el de Jesús en el Huerto de Getsemaní. En su papel de cabeza de familia, José enseñó a Jesús a ser obediente a sus padres (Lc 2:51), de acuerdo con el mandato de Dios (Ex 20:12).

—Un padre que acepta. José aceptó a María incondicionalmente. Confió en las palabras del ángel. En nuestro mundo de hoy en día, donde la violencia psicológica, verbal y física hacia las mujeres es tan evidente, José aparece como la figura de un hombre respetuoso y sensible.

—Un padre ingenioso y valiente. José fue el hombre elegido por Dios para guiar los comienzos de la historia de la redención. Fue el verdadero «milagro» por el cual Dios pudo salvar al niño y a su madre. Dios actuó confiando en el valor ingenioso de José.

—Un padre trabajador. San José era un carpintero que se ganaba la vida honestamente para mantener a su familia. Jesús aprendió de él el valor, la dignidad y la alegría de lo que significa comer pan producto del propio trabajo.

—Un padre en las sombras. Ser padre implica introducir a los hijos en la experiencia de la vida y la realidad; no detenerlos, ni ser sobreprotectores o posesivos con ellos, sino hacerlos capaces de decidir por sí mismos, disfrutar de la libertad y explorar nuevas posibilidades.

Estos siete aspectos del papel único de san José como padre terrenal de Jesús representan una enseñanza poderosa para los hombres, las mujeres y los niños de nuestra época. Hoy más que nunca necesitamos figuras paternas fuertes y las ideas del Papa sobre el carácter de este hombre extraordinario nos ayudan a ver su paternidad en toda su profundidad y riqueza.

El papa Francisco ve la belleza de la paternidad como lo opuesto a un dominio masculino autoritario y opresivo. “Tierna, amorosa y tolerante” son las palabras que usa para ilustrar un tipo muy diferente de dignidad paterna:

“Cada niño lleva siempre consigo un misterio, algo inédito que sólo puede ser revelado con la ayuda de un padre que respete su libertad. Un padre que es consciente de que completa su acción educativa y de que vive plenamente su paternidad sólo cuando se ha hecho ‘inútil,’ cuando ve que el hijo ha logrado ser autónomo y camina solo por los senderos de la vida, cuando se pone en la situación de José, que siempre supo que el Niño no era suyo, sino que simplemente había sido confiado a su cuidado” (“Patris Corde,” #7).

El modelo que nos ofrece la vida de san José es una paradoja. Por un lado, un padre responsable está presente para sus hijos. Se preocupa por ellos, atendiendo cada una de sus necesidades y protegiéndolos del peligro. Por otro lado, tiene la sabiduría y la humildad de “soltarlos” y darles la libertad de que tomen sus propias decisiones y aprendan de sus errores.

San José, ora por nosotros. Enséñanos a cuidarnos mutuamente como tú cuidaste de tu hijo y de su madre.
 

(Daniel Conway es integrante del comité editorial de The Criterion.)

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